ANTIFEIXISTA

«Antifeixista». El Tío La Careta. 2019.

La noche del pasado 9 de junio, en Francia, Austria, Bélgica, Italia y Hungría la extrema derecha, ya sea representada por un solo partido o por varios, se ha convertido en el voto mayoritario de las elecciones al Parlamento Europeo. En Alemania, los neonazis de AFD se han consolidado como el segundo partido más votado y en el resto de la Europa de los 27, salvo en los países nórdicos y algunas otras honrosas excepciones como Malta, Chipre, Irlanda o Croacia el fascismo, en mayor o menor medida, ha obtenido una considerable representación. Sin embargo ahora —pura paradoja— casi todos los causantes de abrirles a los bárbaros las puertas de las instituciones se acusan mutuamente de ser los responsables de la lluvia parda que está enlodando el continente.

No se puede responsabilizar tan solo a los conservadores de este auge del neofascismo que se lleva tiempo denunciando. El origen de esta terrible amenaza que hoy se cierne contra los trabajadores, las mujeres, los homosexuales, las personas con discapacidad o las migrantes también hay que buscarla en las tibias políticas socialdemócratas que han permitido, por acción u omisión, que el fascismo pudiese reproducirse y desarrollarse con impunidad, a pesar de que en las legislaciones de países como Francia, Alemania, Italia y más recientemente España existían mecanismos suficientes para haber frenado esta peste desde el primer momento, aunque aquello hubiese podido significar consecuencias electorales indeseadas.

Es una verdad incuestionable que los conservadores, los socialdemócratas, los verdes y los liberales, así como algunas coaliciones o partidos que se erigen sin sonrojo como representantes de “la izquierda caviar” han ejercido de cómplices necesarios del éxito de una peligrosa ofensiva reaccionaria que no tiene precedente, pero que —y esto hay que recalcarlo— tampoco se ha gestado en cuatro días. De hecho, hace ahora exactamente una década que desde esta modestísima tribuna de opinión que es MUSIKAZ BLAI ya se percibía que la correlación de fuerzas que estaba produciéndose en Europa, sin que desde Bruselas nadie hiciese nada por remediarlo, empezaba a tomar un feo cariz. En aquella ocasión, también fueron unas elecciones europeas las responsables del pesimismo que traslucían estas palabras escritas en este mismo blog en junio de 2014: “…A pesar de los sorprendentes e ilusionantes resultados que ha habido en España en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, la tónica en una buena parte de la UE no ha sido la misma. El auge de la extrema derecha —incluso de formaciones clónicas del nacional-socialismo— en países como Hungría, Dinamarca, Alemania, Grecia, Finlandia, Austria, Italia, Gran Bretaña, Holanda y Francia han convertido estos comicios en una gran vergüenza para el continente. Es cierto que en algunos casos, a pesar del peligro que siempre entrañan las opciones nazi-fascistas o ultranacionalistas, los votos y los escaños han sido poco menos que anecdóticos (aunque, ¡cuidado!, muchos de ellos con representación parlamentaria…). Pero en el caso de Francia, el auge del Frente Nacional de Marie Le Pen ha supuesto una auténtica bofetada para todo aquel que se considere de izquierdas, o simplemente demócrata…”.

Parece que entonces, a pesar de que en España, por vez primera desde la muerte del dictador, daba la impresión de que se estaba construyendo una izquierda capaz de trastocar el anquilosado tablero político del bipartidismo, aquel escalofrío que a algunos nos subió espalda arriba tenía una razón de ser: El fascismo estaba consiguiendo hacerse un hueco y rearmarse, gracias a la codicia, la ineptitud y la desidia de casi todo el resto del espectro político europeo. En el caso de este país, a pesar del triunfalismo que prodigan aquellos que han podido salvar los muebles o quienes no han perdido del todo los papeles, la preocupación es hoy quizás más acuciante que en otras latitudes, porque —como tan acertadamente vendió en 1960 Manuel Fraga Iribarne— no solo “Spain is Different”, también es más intensa, más cruel, más despiadada y, sobre todo, más inconsciente que cualquiera de nuestros países vecinos. Si no fuese así, ¿cómo puede ser que “Alvise” Pérez, un analfabeto funcional, incapaz de articular con soltura dos frases seguidas, que se nutre de una claque de tardo adolescentes tiktokeros y que sustituye cualquier amago de estrategia por zafias soflamas vacías, pueda reunir 800.000 votos? ¿Cómo es posible que un energúmeno de este calibre, capaz de proclamar sin despeinarse estupideces desbordantes de cinismo del calibre de “No somos ultras. Somos patriotas hartos de los partidos políticos” (sic), cuando ha llegado a ser quien es porque durante una temporada ejerció de asesor parlamentario para Ciudadanos (CS) o, “Antes me muero desangrado que traicionar al pueblo español” (sic), cuando presume de admirar a Vladimir Putin, al tiempo que se desconoce cuáles han sido sus fuentes de financiación en esta campaña, pero que podrían haber llegado de lugares muy al este de aquí? ¿Es que no era suficiente escarnio tener que ver sentados en el Congreso de los Diputados a esa tropa chusquera comandada por el vago de Abascal y el falangista Buxadé? ¿No han hecho suficientes méritos para capitanear el santoral del neofascismo “moñigotes” del calibre de Alberto Núñez Feijoo, Cuca Gamarra o Isabel Díaz Ayuso, como para tener que añadir a otros, que encima les superan con creces en incultura y cutredad? Pues va a ser que no; parece que los españoles no hemos querido quedarnos atrás en esta esperpéntica carrera hacia ningún sitio y necesitábamos con urgencia contar también con nuestro propio Milei poligonero.

Pero lo más patético de todo este sinsentido al que nos ha llevado el buenismo de algunas, la tibieza de otros, la falta de empatía de casi todos y el ansia de poder de unos cuantos es el despiadado intento de exterminio de lo que en su día fue esperanza para millones: La existencia de una izquierda valiente y transformadora que hoy defiende, como en aquellos libros de Asterix y Obelix que leíamos de niños, un inexpugnable reducto ético en el que muchos hemos optado por atrincherarnos con la férrea convicción de que “La única lucha que se pierde es la que se abandona”, como dijo Che Guevara. Una convicción que al menos va a servir para que no nos quedemos completamente huérfanos de referentes y podamos seguir manteniendo —le pese a quien le pese— un proyecto común que se atreva a luchar contra el fascismo y por la paz; que salvaguarde los derechos de los más desposeídos y denuncie las injusticias, la corrupción, la cobardía o el genocidio sin tener que bajar la voz y sin recurrir a falsas equidistancias.

Según estaba acabando de escribir este texto que ahora estaréis leyendo, me ha llegado una alerta al móvil: Yolanda Díaz abandona la coordinación de Sumar y se centrará en sus tareas en el Gobierno de España” —decía­—. Me vais a perdonar, pero después de toda la épica de telenovela construida desde hace meses por el entorno de la ministra de Trabajo para justificar lo injustificable; después de toda la ristra de puñaladas traperas, menosprecios, zancadillas y empujones repartidos para intentar hacerse con una microdosis de un pastel que después no ha habido quien tuviese redaños de hornear; después de —sobrados de desfachatez— acusar de sectarismo y de deslealtad a quienes ella y los suyos trataron de defenestrar mediante las más turbias maniobras, esta aparente retirada táctica de la vicepresidenta segunda a sus cuarteles de invierno, dejando de la mano a aquellos que, por ingenuidad o por ambición, se embarcaron en un ambicioso proyecto político que nunca ha llegado a cuajar de veras, me huele a chamusquina.

No pretendo ser cruel, ni hacer leña del árbol caído, pero os aseguro que si en un futuro —más o menos cercano, da lo mismo— veo escrito el nombre de la hoy ministra en alguna papeleta electoral de algún partido de más edad, solera y raigambre que aquel que hasta ahora dirigía, no voy a hacerme cruces. Pero reconozco que cuando he acabado de leer la noticia de marras, me ha venido a la cabeza una expresión bastante castiza, aunque admito que algo grosera: “Esto es pa’ mear y no echar gota”.

ANTIFEIXISTA

Per fi he trobat la manera d’afrontar
Records que en torturen, no em deixen en pau
Pel barri del Carme perdut en un bar
Colpet de cassalla animant-me a oblidar
Vesprades d’estiu al Saler passejant
L’horta florida, la gent del Raval
Aquell 9 d’octubre carrers col·lapsats
Contra el feixisme obligats a guanyar
La ràbia del barri frenant al gegant
Eixa és la pàtria que vull abraçar
Veïns i família, amics estimats
Sortim a la plaça estem preparats.

Ara no podem bacil·lar,
No ens van a poder parar
Els hem d’enfrontar
Fins al final.

Antifeixista, qui no està d’acord
Antifeixista, amb la llei de la por
Antifeixista, qui no vol callar
Antifeixista, contra el patriarcat
Antifeixista, mai oblidem
Antifeixista, ser crítics de ment
Antifeixista, per necessitat
Antifeixista, no passaran.

Cridaren les places rodejant el congrés
El no a la guerra d’un poble mantenint-se fidel
Can Vies i Gamonal il·luminant el camí
Marcarem al calendari el 8 de març femení.

Cridem per la gent que no va poder respondre
L’abús de poder d’un sistema opulent
Farem front comú junts als pensionistes
Contra l’estafa de les preferents
Cridem amb Valtonyc, no callarem,
Pels presos polítics llaços al vent
Serem el martell que forja la clau
Contra el racisme serem una allau.

Antifeixista, qui no està d’acord
Antifeixista, amb la llei de la por
Antifeixista, qui no vol callar
Antifeixista, contra el patriarcat
Antifeixista, mai oblideu
Antifeixista, ser crítics de ment
Antifeixista, per necessitat
Antifeixista, no passaran.

Recorda a Guillem, a Durruti i a Parks
A les milicianes del Kurdistan
Recorda com moren germans africans
Lluitant per la vida, llançant-se a la mar
Recorda al poeta i a les Tretze Roses
A les sufragistes prenent el carrer
Recorda les mares, la plaça de maig
Recorda, recorda no es pot oblidar.

Antifeixista, qui no està d’acord
Antifeixista, amb la llei de la por
Antifeixista, qui no vol callar
Antifeixista, contra el patriarcat
Antifeixista, mai oblideu
Antifeixista, ser crítics de ment
Antifeixista, per necessitat
Antifeixista, no passaran
.

Antifeixista.

Música y letra: El Tío La Careta. 2019.

ANTIFASCISTA

Por fin he encontrado la forma de hacer frente
A recuerdos que me torturan, que no me dejan en paz
Por el barrio del Carme, perdido en un bar
Trago de cazalla, animándome a olvidar
Tardes de verano paseando en el Saler
La huerta florida, la gente del Raval
Aquel 9 de octubre, las calles colapsadas
Contra el fascismo obligados a ganar
La rabia del barrio frenando al gigante
Esa es la patria que quiero abrazar
Vecinos y familia, queridos amigos
Salimos a la plaza, estamos preparados.

Ahora no podemos bacilar,
No nos podrán parar
Tenemos que plantarles cara
Hasta el final.

Antifascista, quien no esté de acuerdo
Antifascista, contra la ley del miedo
Antifascista, el que no quiere callarse
Antifascista, contra el patriarcado
Antifascista, nunca olvidéis
Antifascista, ser de mentalidad crítica
Antifascista, por necesidad
Antifascista, ¡no pasaran!

Gritaremos en las plazas, rodeando el Congreso
El no a la guerra de un pueblo manteniéndose fiel
Can Vies y Gamonal iluminando el camino
Marcaremos en el calendario el 8 de marzo femenino.

Gritamos por la gente que no podrá responder
Al abuso de poder de un sistema opulento
Haremos frente común al lado de los pensionistas
Contra la estafa de las preferentes
Gritaremos con Valtonyc, no callaremos
Por los presos políticos lazos al viento
Seremos el martillo que forja la llave
Contra el racismo seremos un alud.

Antifascista, quien no esté de acuerdo
Antifascista, contra la ley del miedo
Antifascista, el que no quiere callarse
Antifascista, contra el patriarcado
Antifascista, nunca olvidéis
Antifascista, ser de mentalidad crítica
Antifascista, por necesidad
Antifascista, ¡no pasaran!

Recuerda a Guillem a Durruti y a Parks
A las milicianas del Kurdistan
Recuerda como mueren hermanos africanos
Luchando por la vida, lanzándose a la mar
Recuerda al poeta y a las Trece Rosas
A las sufragistas tomando la calle
Recuerda a las madres, la Plaza de Mayo
Recuerda, recuerda no se puede olvidar.

Antifascista, quien no esté de acuerdo
Antifascista, contra la ley del miedo
Antifascista, el que no quiere callarse
Antifascista, contra el patriarcado
Antifascista, nunca olvidéis
Antifascista, ser de mentalidad crítica
Antifascista, por necesidad
Antifascista, ¡no pasaran!

Antifascista.

Traducción libre: Liova37.

Miembros de Avaaz protestan contra la extrema derecha, cantando el «Bella Ciao» en las escaleras de la explanada de acceso al Parlamento Europeo. Bruselas, 9 de junio de 2024. (Delmi Alvarez/AP Content Services for Avaaz.org)

Esta entrada fue publicada en Musikaz blai y etiquetada , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a ANTIFEIXISTA

  1. José-Luis Rubio dijo:

    Hola. De todo el artículo no quito ni una coma. De nada, o de muy poco, sirve hoy rasgarse las vestiduras y hechar la culpa a…¿ a quien? La culpa de lo ocurrido es de TODOS Y TODAS Y no hay rasgaduras vestimentarias que valgan. Por un lado las políticas desastrosas de la social democracia y de la derecha derechona, como diria el immenso Paco Umbral, ambas formaciones gemelas en casi todo. También los cuidadanos «de a pié» tenemos nuestra responsabilidad comprometida. ¿ Qué hemos hecho desde el 20 de noviembre de 1975 hasta la fecha? ¿qué ha sido de nuestra memoria perdida y no transmitida como hubiera sido lo correcto? Muy pocos hemos sido conscientes de la necesidad de transmisión ; de ahí que muchos jóvenes de menos de 30 años consideran a Franco como una anecdota mas o menos histórica, pero de poco peso, y no hablo de los nostálgicos , de esos que tiene a punto el uniforme azul, las botas altas y los correajes lustrados a punto de servir. No lo harán pero ganas no les faltan. Recordemos esa frase tan profunda y tan veradadera de la gran Almudena Grandes: «Es un error pensar que la memoria tiene que ver solo con el pasado. Tiene que ver con el presente y el futuro, porque si no sabemos de dónde venimos, no podremos saber quiénes no queremos ser ni a quiénes nos queremos parecer». Vale

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.