Malditos los que un día
no miraron, malditos ciegos malditos,
los que no adelantaron a la solemne patria
el pan sino las lágrimas, malditos
uniformes manchados y sotanas
de agrios, hediondos perros de cueva y sepultura.
La pobreza era por España
Como caballos llenos de humo,
como piedras caídas del manantial de la desventura,
tierras cereales sin abrir,
bodegas secretas de azul y estaño,
ovarios, puertas, arcos cerrados, profundidades
que querían parir, todo estaba guardado
por triangulares guardias con escopeta,
por curas de color de triste rata,
por lacayos del rey de inmenso culo.
España dura, país manzanar y pino,
te prohibían tus vagos señores:
A no sembrar, a no parir las minas,
a no montar las vacas,
al ensimismamiento de las tumbas,
a visitar cada año el monumento de Cristóbal el marinero,
a relinchar discursos con macacos venidos de América,
iguales en ‘posición social” y podredumbre.
No levantéis escuelas,
no hagáis crujir la cáscara terrestre con arados,
no llenéis los graneros de abundancia trigal:
rezad, bestias, rezad,
que un dios de culo inmenso como el culo del rey os espera:
“Allí tomaréis sopa, hermanos míos”.
Pablo Neruda. ESPAÑA EN EL CORAZON, 1936