18-3-18971/2021.
En pocas ocasiones la vida es casualidad. Nuestras condiciones de vida son el resultado de años de lucha. Así que deja de protestar y lucha!
Este 18 de marzo se van a cumplir 150 años de la instauración de la Comuna en París. Duró – ni siquiera eso – apenas 3 meses pero el fulgor de su ejemplo y el reconocimiento de su influencia aún permanecen inalterados entre las corrientes progresistas. En este tan corto espacio de tiempo consiguieron una serie de logros que aún hoy solo podemos soñar: Perdón de los impagos de los alquileres, separación de la iglesia y del estado, enseñanza laica…. Supresión del trabajo nocturno, entrega de las fábricas abandonadas por sus dueños ante el avance prusiano a cooperativas obreras. Y aunque todavía no se puede hablar de feminismo, el papel de la mujer experimenta un importante avance. Así, en la Plaza Blanche, un batallón de 120 mujeres levantó la barricada que defendieron hasta la muerte.
Pero más allá de todos los logros – y de las contradicciones – cabe hablar según John Merriman de la Comuna como de una fiesta de la gente corriente. Una fiesta que la alianza de las burguesías de Francia y Alemania se encargó de terminar en un auténtico baño de sangre.
Entre nosotros, era costumbre que las organizaciones progresistas conmemoran la llegada de la Comuna rindiendo un homenaje a su sacrificio e ideales. Los recortes de prensa de los años de la República nos dan cuenta de las sencillas fiestas que en los pueblos de la margen izquierda y en los barrios obreros de Bilbao se celebraban en su recuerdo. La llegada del franquismo acabó con esto de la misma forma en que acabó con cualquier atisbo de inteligencia y de amor a la vida. Por todo ello, volvamos a sentir el latido de sus corazones.
La Comuna fue defendida por algunas de las personas que marcaron para siempre la historia y el futuro de cualquier campo de las artes. Uno de ellas fue Arthur Rimbaud, fichado por la policía como uno de los francotiradores del batallón Vengadores de Flourens compuesto por chicos de 15 a 17 años.
Rimbaud ya había significado su pensamiento en un poema muy distintivo, «El Herrero», en el que arremete por un lado contra la violencia física y no encubierta que emplean los dirigentes y, por otro, ataca la violencia legal; constitucional. Sin embargo, esta obra está fechada poco antes de la experiencia de la Comuna. Ésta, el acto de vivirla, y sobre todo, comprobar la brutalidad de la represión radicalizan a Rimbaud. Rechaza el trabajo alienador, rechaza la autoridad y rechaza la tríada conservadora cristalizada en «Trabajo, Familia, Propiedad». Lo vemos en este pasaje de «Qu’est-ce pour nous mon cœur…» :
Tout à la guerre, à la vengeance, à la terreur,
Mon esprit! Tournons dans la morsure: Ah! passez,
Republiques de ce monde! Des empereurs,
des regiments, des colones, des peuples, assez!
Qui remuerait les tourbillons de feu furieux,
que nous et ceux que nous nous imaginons frères?
À nous! Romanesques amis: ça va nous plaire.
Jamais nous me travallerons, ô flots de feux!
Conságrate a la guerra, la venganza, el terror,
alma mia! Volvamos al mordisco: ¡pasad,
Repúblicas del mundo! ¡Basta de emperadores,
de regimientos y colonos, basta de pueblos!
¿Quién blandirá torbellinos de fuego furioso
sino nosotros y los que creímos hermanos?
Nosotros, fantasiosos amigos: nos agradará.
¡Nunca trabajaremos, oleadas de fuego!
Pakito Ederrena
+Info: VIVE LA COMMUNE!