En la tumba del general Walter, Héroe de España y Polonia.
Walter, hermano mío,
nuestro, de España en guerra,
mírame aquí en tu tierra
mírame en tu río.
Por tí Vístula enciende
fuegos del Manzanares
Madrid habla encinares
que Varsovia comprende.
Dichoso tú en el sueño
de tu muerte, que es vida
de libres resplandores.
La paz es nuestro empeño,
de España perseguida
son para ti estas flores.
Rafael Alberti Varsovia, noviembre de 1950.
Su nombre real era Karol Swierczewski; obrero de Varsovia nacido en 1986. Participó en la revolución rusa de 1917 y combatió a las tropas del Ejercito Blanco durante la guerra civil que siguió, alcanzando el grado de general del Ejército Rojo. Al comienzo de la guerra organizó la recluta de voluntarios para las Brigadas Internacionales. En diciembre se instaló en Albacete para organizar la XIV BI, cuya primera acción fue la contención de la ofensiva de Andalucía a finales de 1936, ofensiva en la que murieron los poetas Cornford y Fox. Su figura se hizo literaria cuando Hemingway lo convirtió en uno de los personajes de su novela “Por quién doblan las campanas” Así le describe el novelista al iniciarse, en junio de 1937, la ofensiva republicana sobre La Granja: Estaba sentado con la espalda contra unos sacos de arena y tenía los pies apoyados en una peña, y un cigarrillo colgando de una comisura de sus labios.. Golz seguía mirando los aviones con ojos duros y orgullosos imaginando como podrían haber ocurrido las cosas y cómo iban a suceder en cambio. Más tarde se hizo cargo de la 35 División hasta que, en mayo de 1938, volvió a la URSS.
Combatió con el Ejército Soviético en la Segunda Guerra Mundial y al terminar ést, ocupó cargos militares importantes. Fue víctima de un atentado perpetrado en Cracovia, en 1947, por un grupo de guerrilleros anticomunistas posiblemente ucranianos.
Al acabar la guerra Alberti estuvo unos meses en París, trabajando en la radio; en esas horas difíciles, de incertidumbres personales y políticas, escribió su poema “Se equivocó la paloma”. Poco después marchó a la Argentina, donde inició un largo y fructífero exilio que duró hasta 1963, año en que se trasladó a Roma; tenía ya 60 años. Durante los años americanos Alberti viajó por todo el mundo; en uno de esos viajes visitó la tumba del viejo camarada de la guerra española.
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