Cuando cualquier getxoztarra pasea por las inmediaciones de Ereaga y el puerto deportivo se encuentra con las curiosas galerías de Punta Begoña, últimamente famosas porque se las quiere rehabilitar y dar algún uso de tipo hostelero y/o turístico. Pero, realmente conocemos algo del origen de esas galerías?
Sobre las mismas se sitúan tres bloques de viviendas modernas, edificadas a finales de los años 70, pero que están construidas en los terrenos en los cuales se levantaba un hermoso chalet que no tenía nada que envidiar arquitectónicamente a los que se encontraban a su alrededor. Dicho chalet fue comenzado a edificar en 1910 y, una vez terminado, el arquitecto Gregorio Ibarreche fue el encargado de construir las ya citadas galerías y el reforzamiento de los terrenos del acantilado.
Por esta finca, de nombre “Punta Begoña”, pasó lo más granado de la sociedad española de la época y, entre otras cosas, funcionó como hospital de retaguardia durante la Guerra Civil en Euskadi. Pero quién fue el propietario de la misma? Nada menos que Horacio Echevarrieta Maruri, el empresario de ideología republicana que llegó a ser el hombre más rico de España a la altura de los años 20 de pasado siglo. Detengámonos en la figura de este político y hombre de negocios que protagonizó la vida política y económica de Bizkaia durante el primer tercio del siglo XX. Muchas cosas se saben de él como empresario, mas nos interesa en este artículo recordar brevemente su perfil político.
Horacio Echevarrieta Maruri nació el 15 de septiembre de 1870 en Bilbao. Era hijo de Cosme Echevarrieta Lascurain, el líder que dirigió el republicanismo vizcaíno entre 1965 y 1903, fecha de su fallecimiento. Horacio heredó el liderazgo del movimiento republicano en la provincia tras la muerte de su padre, si bien su aparición pública en la política la hizo en 1910, cuando fue elegido candidato a diputado a Cortes por Bilbao representando a la Conjunción republicano-socialista, cargo que renovaría en las elecciones de 1914 y 1916, obteniendo aplastantes mayorías frente a los candidatos nacionalistas, manteniendo así Bilbao como un distrito netamente izquierdista y republicano.
Su ideología republicana, que sinceramente profesaba, se completaba por un marcado anticlericalismo, la protección y el paternalismo hacia el problema obrero y la defensa de la autonomía y del concierto económico en la cuestión vasca.
Su retirada de la política se produjo tras la huelga revolucionaria de 1917, de la que parece ser que estuvo al margen pero en la que se vio implicado dado su carácter de cabeza del republicanismo provincial, dejando a éste en crisis y huérfano de líder, por lo que a partir de entonces la candidatura de diputado a Cortes por Bilbao la ostentó Indalecio Prieto.
A pesar de estar apartado de la política desde aquel momento, y aunque sus negocios le llevaron a relacionarse con lo más granado de la alta sociedad de la época, Horacio Echevarrieta siempre se sintió republicano por convicción. Ello lo demuestra la cesión que hizo de su finca de “Punta Begoña” al Gobierno Vasco para instalar un hospital de retaguardia y de su finca “Munoa” de Barakaldo para dedicarla a cuartel de sanidad militar.
Pasó la Guerra Civil en su casa de Madrid. Las autoridades franquistas ocuparon sus posesiones y, por ejemplo, Munoa fue utilizada como aparcamiento militar. Posteriormente le fueron devueltos sus inmuebles ya que, aunque se trabata de un conocido republicano, no había causas contra él y había mantenido relaciones comerciales con los alemanes en los años 20.
El 21 de mayo de 1963 Horacio Echevarrieta falleció a la edad de 92 años en la finca “Munoa”, recientemente adquirida por el Ayuntamiento de Barakaldo y reconvertida en parque público. Sus restos mortales reposan en un panteón del cementerio de Getxo, construido por Ricardo Bastida, y cuyo suelo está cubierto por un magnífico mosaico romano, datado del siglo II o III de nuestra era, que representa los 12 trabajos de Hércules, y que fue traído por Echevarrieta desde su finca malagueña de La Concepción, hoy en día jardín botánico-histórico, donde fue hallado.
*Original publicado en GUKBERRI, nº4, 12/2016.