Queremos saludar, un poco tarde, el 8 marzo, recordando a las cigarreras de Bilbao, aquellas mujeres que fueron pioneras entre las mujeres, pero también en el movimiento obrero. La desaparición de la fábrica y del oficio en Bilbao las ha hecho invisibles. Quede en un día como hoy este pequeño recuerdo republicano.
Algún tiempo antes hemos escrito sobre otras mujeres pioneras como lo fueron Unión Republicana Femenina y Las “Damas Rojas” . Está vez es la novela «El Asalto» del periodista bilbaíno Julián Zugazagotia es la que nos inspira. Por ello, antes de acercarnos a su historia queremos que leáis estas dos páginas del citado libro. En esta novela social e histórica de Zugazagoitia (director de El Socialista, ministro de la República y parlamentario por Bilbao), narra de fondo el nacimiento del movimiento obrero en Bilbao, y nos cuenta sus primeros episodios, el autor era a su vez es hijo de una de esas cigarreras.
LA FÁBRICA
Cuenta Cesar Estornes en una entrada del su blog La fabrica de tabaco de Bilbao y las cigarreras que la fábrica de tabaco de Bilbao se funda al amparo del Real Decreto, el día uno de Julio de 1878, entre la mina del Morro y la calle Santutxu, subiendo la cuesta de Zabalbide a Santutxu. El edificio era ya existente y propiedad de la Diputación, para uso de la fábrica de tabacos. Posteriormente a ser utilizado como refugio y cuartel durante la última guerra carlista, el inmueble quedó vacío y fue cedido para utilidad de la fábrica de tabacos. Tras su uso durante 58 años, la Compañía Arrendataria de Tabacos, ésta decidió cerrar la fábrica de Bilbao en abril de 1936. El edificio era pequeño y obsoleto para las nuevas exigencias de modernización de la producción que se precisaba para la producción del tabaco. Según nos cuentan en LAS CÁRCELES DE BILBAO y EL PAREDON DE DERIO fue utilizado como cárcel durante algún tiempo durante la posguerra, quedando después de esto, vacío una vez más. Hacia el año 1951 se construyó un grupo de viviendas en el solar de dicha fábrica, denominada del Párroco Unceta, y todavía conocida por algunos vecinos como las “Casas de la tabacalera”.
LAS OBRERAS
La tabacalera era una pequeña fábrica cuya principal mano de obra fueron mujeres. Uno de los pocos “tipos urbanos” femeninos (junto a cargueras y modistillas) del nuevo Bilbao que estaba emergiendo, como nos cuenta Arantza Pareja , en su artículo Liadoras de cigarrillos en Bilbao: esposas, madres y huelguistas. “Precisamente, se convirtieron en tipo urbano por la extrañeza que causaba una figura femenina que no se adaptaba al estereotipo femenino que debía ser, es decir, el “ángel del hogar” confinado en el ámbito doméstico. Más bien lo contrario, su comportamiento y maneras descaradas, su gusto en acudir a la romería de San Francisco para divertirse, sus costumbres morales a veces no muy aprobadas por la buena sociedad, etc., las convertían en figuras especiales de la nueva ciudad moderna y fabril. Estas mujeres trabajaban duramente en la fábrica”. “Pocos sectores productivos que en época temprana permitieron a las mujeres participar del empleo industrial. En el marco vizcaíno, todavía es más interesante si cabe el estudio de estas cigarreras, si tenemos en cuenta el contexto económico de una Vizcaya industrial, en donde las fábricas cuya plantilla estuviera casi únicamente compuesta por mujeres, resultaban más bien una excepción” Aquellas primeras obreras eran de los barrios populares de Santutxu, Achuri, Ollerias, y los barrios altos. “Las cigarreras tenían salarios superiores a otras obreras, situación que las colocaba en una posición de privilegio dentro del proletariado urbano. La naturaleza de su trabajo a destajo, así como flexible en horarios, hacía compatible sus vidas familiares y laborales, situación poco frecuente para las trabajadoras fabriles. Por esta razón, es posible plantearse a la luz de los datos que disponemos el mito de la cigarrera independiente económicamente, al margen de su estado civil o de sus cargas familiares”
EN LUCHA
La mano de obra femenina era abundante, las condiciones laborales eran muy duras. Las empleadas cobraban por trabajo a destajo y productividad. Sus empleadas fueron un colectivo muy reivindicativo contra los abusos de la patronal. Seguimos a Arantza Pareja que relata en su trabajo como » En la última década del siglo XIX, y más concretamente entre los años de 1885 y 1890, se produjeron revueltas y motines de cigarreras en toda España. Las razones estuvieron entorno a las consecuencias de la progresiva mecanización de la producción, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo, o bien, entorno a unas condiciones laborales que empeoraban en cuanto a sus medios de producción, a las exigencias por parte de la empresa de aumentar la productividad, y por lo tanto de trabajar más horas al día y todos los días de la semana. Así, se han podido documentar protestas en 1885 en Sevilla, en 1887 en Madrid, o en 1889 en Bilbao”
“El 8 de Marzo de 1889, estalló el motín de las cigarreras de Santutxu, del que se hizo eco El Noticiario Bilbaíno. Este periódico, tan popular en la villa, daba la noticia ese día e hizo un seguimiento del conflicto durante los días que duró hasta su solución. Ese día explicaba que: “Todos los talleres estaban amotinados y los cacharros de las cigarreras andaban por los aires”. A tanto llegó la indignación de las obreras ante el máximo responsable de la fábrica, que lograron que éste saltara por la ventana del segundo piso hacia la calle, del pánico que habían conseguido imprimir en este hombre por la airada actitud de las trabajadoras. El incidente no tuvo grandes consecuencias físicas para el director, apenas alguna rotura ósea, pero el escándalo público fue tal, que se decretó el cierre de la fábrica, con la consiguiente preocupación de los habitantes bilbaínos ante la posible falta de abastecimiento.”
Saltara el encargado por la ventana como dice el Noticiero Bilbaino o lo tiraran las cigarreras por la ventana como cuenta Zugazagoitia en su novela, es lo de menos. Aquellas mujeres bilbaínas habían perdido el miedo, se había empoderado.
Hasta aquí este pequeño totum revolutum sobre aquellas pioneras bilbaínas del movimiento obrero en el olvido. ¡Qué no se nos olviden del todo!
¡VIVA EL 8 DE MARZO!
ZUTIK EMAKUMEAK!
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