EL EXILIO LOS MARINOS REPUBLICANOS. HOMENAJE A ÁNGEL LANDA

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Recordandoos la cita de mañana 25 de septiembre organizada por la Juan de los Toyos Fundazioa, incluimos a continuación una síntesis de la conferencia que Victoria Fernández Díaz ha tenido la gentileza de redactar para nuestro blog:

Entre finales de enero y el 30 de marzo de 1939 en torno a cuatro mil marinos, que tenían una media de 25 años, pusieron rumbo al exilio desde Roses, Port de la Selva, Mahó, Cartagena y Alicante. Eran los marinos que, en julio del 36, cuando los oficiales del Cuerpo General de la Armada iniciaron la sublevación contra la República, defendieron en los buques y bases navales, la legalidad republicana y pusieron casi toda la flota al servicio de la República.

Entre estos hombres, la presencia de vascos era indudablemente notable. Estaban los marinos vascos que habían hecho carrera en la Armada y los marineros de reemplazo. Además, al empezar la contienda, muchísimos oficiales vascos de la marina mercante pasaron a la Reserva Naval y ocuparon en los buques republicanos los puestos de Segundos Comandantes o de Oficiales de Derrota. Esto fue fundamental porque las fuerzas “aliadas” exigieron que hubiera oficiales al frente de los barcos de la Armada, ya que si no serían considerados como barcos piratas.

En su primer exilio, los marinos, en Francia y sobretodo en Túnez o Argelia, que es donde la mayoría recaló, como en el Norte de África, tuvieron que sobrevivir en condiciones infrahumanas en campos de concentración en pleno desierto, trabajando a pico y pala, pasando hambre, con el agua racionada y sufriendo castigos indignos.

Ángel Landa, joven marinero artillero, de Balmaseda, resume en sus memorias la situación: “ya dejamos de ser humanos, nos transformaron en animales”.

Creyeron que el fin del franquismo llegaría con la derrota de Hitler y muchos de ellos participaron en la lucha contra el nacismo junto a los aliados o el ejército en la URSS. Intervinieron en la campaña liberación de Túnez, el desembarco aliado en Sicilia, la resistencia francesa, los maquis, se enrolaron en la marina francesa y aliada, los pionners ingleses, los comandos americanos, pasando por los campos de exterminio alemanes. Algunos llegaron hasta Berlín.

Pero, después de 9 años de guerra, no pudieron volver a ninguna parte, porque no tenían dónde. Tuvieron que reinventarse la vida. Entonces empezaron para ellos nuevos exilios, nuevas dispersiones. Apátridas, indocumentados, sin rumbo se fueron poco a poco integrando donde pudieron. Así es cómo encontramos rastro de los antiguos marinos republicanos en Francia, Inglaterra, URSS, Canadá, Australia, Chile, Venezuela, Argentina, Cuba, Brasil, Panamá, República Dominicana, México…

La trayectoria de Ángel Landa es un ejemplo de las dificultades a las que tuvieron que hacer frente para encontrar una estabilidad, crear una familia, seguir una senda. Ángel, después de la liberación de los campos de trabajo de Argelia en 1943, se quedó en Oran, sobreviviendo malamente hasta que, en 1946, pudo subir de polizonte en un buque y poner rumbo hacia México. “Fue mi salvación”, y, mirando hacia atrás, en sus memorias, concluye: “estoy satisfecho”.

Indudablemente el exilio se prolongó mucho más de lo que ellos jamás pensaron. Además, el exilio se alarga más allá del alejamiento que supone vivir exiliado. Cuando los supervivientes pudieron volver a España, no fue fácil: habían pasado más años fuera que en su país. Por ejemplo, Ángel Landa marchó con 24 años y volvió a Balsameda por primera vez 36 años después. La mayoría de ellos tenían hijos y hasta nietos en el país de acogida, un trabajo, una casa. Volver a vivir otra separación, aunque fuera regresar a su país, era muy difícil cuando no imposible.

Los exiliados, al cruzar la frontera pirenaica o al dejar nuestras costas, entraron en el país del olvido. Su situación fue conscientemente silenciada por el franquismo y olvidada por la democracia. Sin embargo, no somos nada sin la memoria, la lucha y los valores de los que nos precedieron. Por ello, es necesario rescatar del olvido a estos hombres, llenos de proyectos, ilusiones y futuro, que vieron en la República la llegada de una sociedad más justa y más igualitaria, que la defendieron en sus puestos durante la guerra y que siguieron luchando por su dignidad y por esos valores en el exilio.

Victoria Fernández Díaz,autora de «El Exilio de los marinos republicanos», Universitat de Valencia, 2009, 336 p.

Homenaje a Landa

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