Hausnartzen. ¿Qué República? Seguimos con la publicación de diversos textos de cómo queremos las IIIª República. Estas invitado e invitada a participar, envíanos tu texto: crepublicano@gmail.com.
Hoy os presentamos un texto de Milagros Rubio (Concejala de Izquierda-Ezkerra en el Ayto de Tudela) publicado en http://www.batzarre.org/ y en Errenteria Gorria.
«Un gobierno será democrático, un gobierno representará una forma de poder controlado por el pueblo, en la medida en que el pueblo, individual y colectivamente, disfrute de la permanente posibilidad de disputar las decisiones del gobierno». (Pettit)
Si la República es democrática, la máxima propugnada por Pettit cobra pleno sentido, ya que propugna, como la definición de la RAE, la intervención del pueblo en el gobierno. Es una premisa de nuestro republicanismo: la democracia debe hacerse más permeable al control y participación ciudadana.Nuestro republicanismo pretende, aprendiendo del pasado y sin someterse a él, una democracia más democrática, es decir, más igualitaria, solidaria y participativa.
Una República no es per se más o menos democrática que una Monarquía. Puede estar gobernada por la derecha o por la izquierda, ser democrática o dictatorial. En su origen la Monarquía representaba el poder unipersonal y tiránico. Esto ha ido variando a lo largo de los siglos. Sin embargo, hay una cuestión que continúa: el Jefe del Estado de una Monarquía todavía se obtiene por vía hereditaria, incluso exclusivamente masculina en el caso español. Así que por muy democráticas que sean las monarquías sueca y holandesa, engendran en su seno una desigualdad que no compartimos, amén del culto al lujo y boato aristocrático que rodea el simbolismo monárquico.
Nuestro republicanismo va más allá de la necesaria denuncia de la corrupción en el propio seno de la familia real española. Apuesta por la igualdad de derechos y oportunidades de todas las personas, rechaza la desigualdad.
Además, nuestra historia concreta ha cargado de un legado pesado a la Monarquía tras el violento derrocamiento de la II República mediante un golpe de Estado y posterior guerra civil y dictadura. La II República española, con sus luces y sombras, fue el periodo más comprometido con la igualdad, la educación y la cultura, consiguió el voto femenino, y derechos para mujeres y hombres que volvieron a negarse tras su abrupta, violenta e ilegítima desaparición. Todo ello está y debe estar en nuestra memoria en una elección que hasta ahora nos ha sido negada: República o Monarquía.
Nuestro republicanismo aprende del pasado pero vive el presente y mira al futuro. Apostamos por una República libre de ortodoxias, sectarismos, centralismos llamados democráticos o de cualquier otra forma de imposición. No queremos una República intolerante ni tampoco impuesta, sino fruto de la voluntad popular. Pluralismo en ideas, en creencias, en procedencias, en proyectos, en identidades. Implacable con la corrupción. Con unos servicios públicos de calidad y universales, especialmente en educación, cultura y sanidad. Sin leyes mordazas que atenacen la libertad de expresión. Sin privilegios para altos cargos políticos ni familias reales ni banqueros. Donde no se condene a nadie a la pobreza. Donde las y los ciudadanos tengan voz propia en asuntos importantes que les conciernen, donde los cargos políticos rindan cuentas, sean revocables y roten en el poder. Donde mujeres y hombres convivan en igualdad. Donde la maternidad sea una opción libremente elegida. Donde nadie atente contra nadie por diferencias políticas o nacionales. Donde los gobiernos no se sometan al dictado de los mercados. Donde las leyes respondan a las necesidades reales de la gente. Donde la solidaridad haga imposible desahucios, xenofobias, injusticias. Donde no estén reñidas libertad y control sobre el poder. Donde las plazas públicas sean centros libres de deliberación y encuentro ciudadano. Donde los derechos humanos marquen la hoja de ruta de las actuaciones gubernamentales.
¿Cómo acercarnos lo más posible a una república así, hoy todavía utópica? Extendiendo nuestra esperanza, forjando redes sociales con una ciudadanía organizada, crítica, honesta, tolerante, creativa, activa y solidaria. Empecemos por nosotros mismos, por los propios republicanos, por las propias organizaciones de la izquierda política y sindical. Tenemos mucho lastre que soltar. Porque esa República ha de ser fruto de una izquierda renovada, libre de clichés, autocrítica, abierta a nuevas ideas y formas de organización, decente, consecuente con el modelo que preconiza. Como decía Goethe, «actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa, es aún más difícil». Sin embargo, es imprescindible.
Milagros Rubio
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Para reflexiones generales sobre alternativas políticas,y procesos constitucionales…!!?.-