Laicidad y República

Hola, me llamo Miguel Fernández y voy a participar en este blog, tratando principalmente temas de la laicidad.

Laicidad y República son términos consustanciales; no tanto por la forma de gobierno -no todas las repúblicas lo sostienen, ni siquiera en sus principios-, cuanto porque la que reclamo es una República de igualdad de los ciudadanos en el máximo grado posible de libertades; y esto último es la expresión acabada de la libertad de conciencia.
Soy socio de la Asociación Europa Laica. Lo digo no tanto por hacer publicidad de la misma sino porque mantenemos posiciones particulares sobre el significado de la laicidad y la actividad laicista; diferentes no sólo con grupos de pensamiento, sino con partidos de titularidad izquierda y con definiciones de defensa de la laicidad. Tampoco hay que dar por sentado lo que yo diga como doctrina oficial de esa Asociación, de la que no tengo encargo de portavoz.

Como declaración inicial definimos como finalidad principal del laicismo la defensa de la libertad de conciencia, de los individuos (aunque la precisión puede parecer redundante no todo el mundo lo considera así); y como principal objetivo la constitución del estado laico, que es aconfesional con clara distinción entre su ámbito público y el privado de la sociedad civil en el que se desenvuelven los ciudadanos con plena libertad de conciencia y las instituciones particulares: económicas, de pensamiento -entre ellas las religiosas-, de aficiones, etc. Los objetivos particulares y las acciones correspondientes, se desprenden del principal y de dar respuesta a las circunstancias que se presentan.

El paso desde la tradicional «separación Iglesia-Estado» a la definición de defensa de la libertad de conciencia se debe, entre otros motivos, a que este es la principal finalidad de aquella primera expresión: la necesidad de que el estado no intervenga en las conciencias de los ciudadanos; y para ello no debe estar participado, ingerido, el mismo, por ninguna confesión particular. Además los enemigos de la independencia del estado no son ya sólo la Iglesia Católica, sino, además, otra serie de formas de pensamiento e instituciones que tratan de controlar e influir desde el tremendo poder del estado.
Los principales enemigos de la laicidad son, en general, los comunitarismos (ya iremos aclarando), los clericalismos, los etnicismos de y los sexismos. A estos hay que añadir las posiciones neoliberales que están desmontando los Servicios Públicos, que son necesarios en grado adecuado suficiente para el mantenimiento de las libertades.

Pretendo ir desgranando todos estos conceptos de esta panorámica breve y muy concentrada; y las propuestas de acciones consecuentes.
Los comentarios, sugerencias – se admiten peticiones-irán orientando y centrando el interés de lo que apunte.

Saludos
Miguel

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